Todo proyecto artístico empieza con una chispa que lo enciende, una idea, un recuerdo, una meta, algo que hace que el artista diga «esto tiene que ser plasmado».
Le llamamos inspiración.
La inspiración llega de muchas maneras y se alimenta de muchas más.
Hay escritores que se inspiran con situaciones y personas de la vida real y hasta basan sus personajes en ellos, yo también lo he hecho, en mi libro Café y Martinis, las cinco amigas de la protagonista Alana, estuvieron inspirados en mis mejores amigas, tomé detalles de sus personalidades o exageré situaciones para hacer más interesante la trama, pero la esencia de ellas está ahí.
En algunos de mis libros me he inspirado en vivencias personales, en otros en situaciones que me comentan. Al final, toda información que llega a nuestras manos es motivo de inspiración.
Pero sin ninguna duda nada atrae más a mis musas que la música. Escucho las canciones, sus melodías, sus letras y si alguna enciende esa «chispa», ¡pum! Ahí es. Puedo sacar un libro solo con una frase que me inspire.
De hecho, mi proyecto actual está hecho en base a una frase de una canción de la que me hice una historia, y les confieso que la estoy amando.
La inspiración llega de muchas maneras y se alimenta de muchas más.
