Me he dado cuenta a medida que reviso mi libro que tengo unos cuantos errores, acentos, gramaticales, concordancia. Mientras más reviso, más me deprimo.
¡Dios! ¡Siento que no se escribir!
En algún sitio escuché que es bueno darse unos días de descanso para refrescar la idea, así lo hice, después de ponerle la palabra tan deseada por muchos escritores a mi libro, FIN.
Me tomé par de días para organizar mi estrategia, como lo promociono, ¿lo envío a corregir? ¿Lo envío a la editorial? No, lo primero que tenia que hacer era corregirlo yo otra vez, echarle una «segunda vista» a medida que iba leyendo iba encontrando errores, tontos, pero errores al fin, ese tipo de errores que si se los encontraba a otra persona pensaría: «Este no sabe escribir».
Bueno nada, pensé, por la emoción del momento supongo cometí esos errores, mientras los degenerados seguían apareciendo y yo me sentía más analfabeta.
Luego de corregirlo por primera vez, decidí buscar, documentarme, quizá es normal que esto suceda, quizá les pase a muchos escritores, necesitaba buscar solidaridad.
